Qué menciona la Biblia acerca de la
adopción?"
El no tener
hijos puede ser un problema de frustración para muchas personas, sobre todo
aquellas que están fuera del amor de cristo. En un cristiano el amor de Dios en
su corazón es un bálsamo que provee conformidad, aceptación y conocimiento; una
pareja cristiana en esencia debería llevar mejor una situación como esta,
comparado a uno del mundo.
La adopción
puede ser una amorosa alternativa para padres biológicos, quienes puedan tener
una variedad de razones para estar impedidos para cuidar a sus hijos. Pero también
puede ser una respuesta a la oración de muchas parejas que no han podido
concebir sus propios hijos. La adopción se muestra como algo favorable a través
de la Escritura, como una forma en la que Dios usa a la gente para hacer Su voluntad
y traerle gloria a Él.
En Éxodo
se relata la historia acerca de una mujer hebrea llamada Jacobed, quien
dio a luz un hijo durante el tiempo en el que Faraón (el rey) había ordenado
que todos los niños varones que nacieran, fueran muertos a fin de controlar la
población (Éxodo 1:15-22). Jacobed tomó un canasto, lo impermeabilizó con
asfalto y brea, colocando en él a su bebé y lo dejó en el río. Una de las hijas
de Faraón vio el canasto y recuperó al niño. Eventualmente fue adoptado dentro
de la familia real y se le puso por nombre Moisés. Él creció y llegó a ser un
fiel y bendecido siervo de Dios (Éxodo 2:1-10).
En el libro
de Ester, una hermosa muchacha llamada Ester, quien probablemente fue
adoptada por su primo después de la muerte de sus padres, llegó a ser reina y
Dios la usó para llevar la libertad al pueblo judío. En el Nuevo Testamento, el
Único y unigénito hijo de Dios, Jesucristo, fue concebido por medio del
Espíritu Santo, en vez de haber sido a través de la simiente de un hombre
(Mateo 1:18). Él fue adoptado y criado por el esposo de Su madre, José, quien adoptó
a Jesús como su propio hijo.
Una vez que
entregamos nuestros corazones a Cristo, creyendo y confiando solamente en Él
para salvación, Dios dice que nos convertimos en parte de Su familia –no a
través de un proceso natural de concepción humana, sino a través de la
adopción. “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra
vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). El integrar a una persona dentro de
una familia, por medio de la adopción, es algo hecho por elección y procedente
del amor. “…en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos Suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.” (Efesios 1:5).
Claramente la
adopción –tanto en el sentido físico como en el sentido espiritual– es mostrada
como algo favorable a la luz de la Escritura. Tanto los que adoptan como los
que son adoptados pueden recibir abundante gozo y bendiciones.
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